Por: David Coronado

Domingo 28 de julio de 2019

Egan Bernal el nombre que está en los medios, redes sociales y las conversaciones de todo el mundo, y no es para menos, pues ganó la competencia más importante en el mundo del ciclismo, el Tour de Francia. Insistentemente se ha recalcado que a sus 22 años el cundinamarqués es una máquina que seguirá dando alegrías al país y por ello decidimos ir a ver su coronación en su tierra natal Zipaquirá, para sentirnos de más cerca de su triunfo.

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Arrancamos con mucha emoción a las 6:30 am desde Funza con Yeison, Juan, Richard y Liz, pero pocos kilómetros después (en el peaje vía Siberia), la bicicleta en la que iba empezó a fallar, entonces regresé solo a buscar una bicicletería, mientras los chicos seguían rodando hacia Zipaquirá. Tuve que ir hasta Mosquera para encontrar a mi salvador; con 45 minutos de diferencia de ellos, pensé en volver a casa, pero el valor me salía del pecho por ir a ver a Egan, así que empecé a aumentar la cadencia. Pasé por Cota y Chía a 30 km/h promedio, lavado por un aguacero que no se detuvo hasta la entrada de Zipaquirá.

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Apunto de sufrir hipotermia, logré llegar hasta la antigua estación del Tren de Zipaquirá donde junto a una multitud y los chicos vimos con algunas lágrimas en los ojos y el corazón ensanchado de emoción, como nuestro vecino terminaba la última etapa del Tour de Francia, confirmando que es el mejor del mundo. En el grupo de BiciTour, la mayoría somos menores y contemporáneos a Egan y saber que recorremos muchos de los territorios donde él ha entrenado, nos motiva más a que nuestras piernas y mente solo se enfoquen en llegar al destino en el menor tiempo posible.

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