Por: Liz Quiroga
Comunicadora social – periodista

El domingo 28 de abril de 2019 un grupo de 8 jóvenes de los municipios de Funza y Mosquera, nos reunimos con nuestras bicicletas (fixie, MTB y rutera) a las 7 am en el parque principal de Funza para dar inicio a una misión, que resultó casi imposible: pedalear hasta Guatavita.

No había escrito sobre este tema porque en lo que llevamos rodando con David, solo habíamos tenido un accidente, peeero en esta rodada pasó todo lo que puede pasar cuando sales a hacer un recorrido de más de 20 kms en bici.

Salimos de Funza con mucha energía, llegamos a Cota y en la orilla de la carretera nos encontramos a un señor despinchando, nos detuvimos y Juan le ayudó, el resto esperamos a Andrés que venía atrasado; hasta ahí, normal.

Retomamos la pedaleada hasta Chía, en el Puente del Común bebimos limonada y comimos bocadillos, tomamos unas fotos y comentamos sobre las pichadas, solo hasta ese momento supimos que de los 8, sólo Jairo tenían kit de despinche completo. Sin poner atención a ello, seguimos la ruta… todo era risas y pedaleos, hasta que recibí la llamada de Nicolás… Siiiiiii, se había pinchado 1 km atrás de donde íbamos. Richard, Jairo y Juan fueron al rescate, pero una puntilla había atravesado la llanta hasta el aro y básicamente estábamos en medio de la nada. Después de hora y media inmóviles, Camilo, David, Andrés y yo decidimos seguir, pero a menos de 1 km ¡Andrés se pinchó!

Nos devolvimos hasta encontrarnos con el resto, “despincharon” y retomamos por enésima vez, andamos hasta Briceño (inspección de Sopó) pero allí no encontramos talleres de bici, entonces nos despedimos de Nico y Jairo quienes se fueron a Sopó para ver si podían cambiar la manguera y regresar a Funza.

Era la 1:30 p.m, pero insistimos en llegar a nuestro destino. Dimos biela hasta Sesquilé; al llegar, Juan se cayó de la bici de David y a Andrés le dieron calambres en ambas piernas. Eran las 2:30 p.m, decidimos almorzar y ahí sí, murió la idea de ir hasta Guatavita. De regreso empezó a llover y por el golpe que Juan le dió a la bici de David, empezó a caérsele la cadena y se estalló un eslabón, así que no podíamos andar demasiado rápido.

Yo sé, yo sé… un bulto de sal completo.

Después de todo el drama y de andar 170 kms, arribamos a Funza a las 8:30 p.m, sin embargo todo el día estuvimos con buena energía, riendo, disfrutando y aprendiendo de nuestras bicis.

Dejaré que cada uno saque sus propias conclusiones sobre lo que se necesita para salir a una rodada en grupo y de larga distancia.

Psdta: en las fotos salimos bien, pero en nuestras redes sociales podrán ver esta triste historia en video.