Por: Fernando Romero
@Encarretaos

Se ha comprobado que nuestros pueblos indígenas sí que tienen Cultura Agrícola en todo sentido, comenzando por el respeto de la tierra en el momento de cultivar y así mismo de dejarla descansar, como una manera de agradecimiento, evitando agotar y dañar la buena tierra, además de realizar un proceso completamente natural, las plagas las controlan con otras plantas, aprovechando los fertilizantes y plaguicidas orgánicos que se dan por sus componentes como el ajo, la cebolla, la guanábana, la cascara de limón, el chile habanero, entre otros.

Esta cultura agrícola se viene practicando en los procesos de agricultura urbana, en donde se aprovecha cualquier rincón de la casa para cultivar de una manera sana, práctica, eficiente y sostenible, no tiene el gran problema que se viene presentando de utilizar aguas contaminadas o que vengan con metales pesados muy perjudiciales para la salud, así como el daño de los fertilizantes no naturales que perjudican totalmente a la hora de consumir los alimentos fumigados por estos; en definitiva tiene más ventajas de las que nos imaginamos, ayuda al bolsillo ya que se va a tener una base de alimentos de una manera económica e inmediata… es más, con los vecinos revivimos el trueque, intercalando los productos y así obtenemos gran variedad.

Existen muchos ejemplos exitosos en nuestra Cundinamarca, se puede iniciar con lechuga o zanahoria, luego tomate, papa y así sucesivamente, es un ejercicio de detalle, pero no es complicado, motiva a la unión familiar y compromete a cada miembro con un proceso o producto específico; además los recipientes pueden ser botellas para reciclar u otro contenedor o matera pequeña. Entonces, a organizar su espacio de Agricultura Urbana con toda la cultura expuesta, éxitos