En esta ocasión quisimos probarnos un poco, por eso escogimos una ruta larga, con subidas que nos exigieran dar más pedal y por supuesto, por lugares inexplorados para nosotros.

Cómo siempre, resultó siendo una experiencia inolvidable. David y yo salimos desde Funza hacia Bogotá, solo uno más llegó al punto de encuentro en la Calle 72 con 7ma; desde allí empezó el pedaleo “puro y duro”…

Los domingos suben muchas personas hasta el Alto de Patios (entrada a La Calera), pero este punto sería nuestra primera estación.
Después de subir, tomamos agua y seguimos nuestro camino, para nuestra sorpresa en el peaje una gestora de movilidad nos dijo: solo hay paso hasta La Calera, la vía hasta Sopó no está habilitada.
David y Camilo me voltearon a ver, a lo que les que les respondí con escepticismo: igual vamos hasta La Calera, a ver qué…

Seguimos entonces nuestro camino; unas cuantas subidas forzosas y muchos descensos rápidos y satisfactorios, a lado y lado de la carretera se asomaban imponentes montañas de tonalidades esmeralda y celeste.

El camino hasta Sopó siguió tranquilo, con varios ciclistas, con muy pocos carros y sin desvíos ni pasos cerrados. Luego de recargar energías en el parque principal y la Cabaña Alpina en Sopó, seguimos pedaleando hasta Cota, entre charlas, competencias de velocidad y risas. Al final pasamos por 9 municipios, 160 kms de buena energía y buen biela.